Taiwán declara constitucional la pena de muerte solo para los crímenes más graves
El Tribunal Constitucional de Taiwán mantiene la pena capital, pero establece límites estrictos en su aplicación tras revisar un caso presentado por 37 condenados a muerte.
El Tribunal Constitucional de Taiwán ha dictaminado que la pena de muerte sigue siendo constitucional, pero su uso queda restringido a los delitos más graves, siempre bajo un riguroso escrutinio legal. La decisión se dio a conocer este 20 de septiembre de 2024, después de que el tribunal revisara una petición presentada por 37 personas actualmente en el corredor de la muerte, según informó Reuters.
A pesar de la reputación de Taiwán como una de las democracias más liberales de Asia, la pena de muerte continúa siendo popular entre la opinión pública. Sin embargo, en los últimos años ha sido aplicada en contadas ocasiones, dado que la tasa de crímenes violentos en la isla es relativamente baja. En la audiencia, el juez Hsu Tzong-li reconoció que, aunque el derecho a la vida debe ser protegido, no es un derecho absoluto, dejando abierta la posibilidad de mantener esta forma de castigo en casos excepcionales.
El fallo ha generado diversas reacciones en la sociedad taiwanesa. Grupos de derechos humanos, como la Alianza Taiwanesa para el Fin de la Pena de Muerte, expresaron su decepción. “¿Cuándo abolirá Taiwán finalmente la pena de muerte? El camino por delante será aún más difícil”, manifestaron. Por su parte, la oficina presidencial celebró la sentencia como un hito importante para el sistema judicial del país, y destacó la importancia de continuar el diálogo sobre este tema con respeto y comprensión.
El principal partido opositor, el Kuomintang, lamentó la decisión, acusando al tribunal de intentar abolir la pena de muerte en contra de los deseos de la mayoría de los taiwaneses.
Taiwán ya ha enfrentado críticas internacionales por sus ejecuciones. En 2020, el país ejecutó a un hombre condenado por asesinar a seis personas en un ataque incendiario, horas después de recibir elogios de la Unión Europea por una donación de mascarillas durante la pandemia de COVID-19. Tras la ejecución, la UE condenó la acción y reiteró su llamado a Taiwán para poner fin a las ejecuciones.