La caída de Bashar al Assad: el fin de una era en Siria
El fin del régimen de Assad: una nueva página en la historia de Siria tras cinco décadas de dominio familiar
El régimen de Bashar al Assad en Siria colapsó este domingo tras una ofensiva relámpago de las fuerzas rebeldes, marcando el fin de más de cinco décadas de gobierno de la familia Assad. La caída del mandatario, confirmada tras la entrada de insurgentes a Damasco, deja al país en una encrucijada política mientras se desconoce el paradero del expresidente, quien habría huido con su familia a Moscú, según fuentes oficiales rusas.
El inicio del fin: ofensiva relámpago de los rebeldes
La ofensiva comenzó el 27 de noviembre en el noroeste de Siria, cuando fuerzas opositoras atacaron posiciones del régimen en Alepo y Hama. En cuestión de días, los rebeldes avanzaron hacia Homs y finalmente rodearon Damasco. La rápida desintegración del ejército sirio dejó a la capital expuesta, y el 8 de diciembre, Damasco cayó sin resistencia significativa.
La salida de Bashar al Assad
Diversos reportes indican que Bashar al Assad y su familia abandonaron Siria rumbo a Moscú, donde recibieron asilo político. El Ministerio de Exteriores ruso confirmó que Assad había renunciado a la presidencia y pidió una transición pacífica. Mientras tanto, la televisión estatal siria transmitía imágenes que declaraban la victoria de la revolución.
El líder de la insurgencia: Abu Mohammed al Jawlani
El arquitecto de esta victoria rebelde es Abu Mohammed al Jawlani, líder de HTS. Jawlani, anteriormente vinculado a Al Qaeda, ha intentado reformar la imagen de su grupo hacia un enfoque más pluralista y nacionalista. En su primer discurso desde la mezquita de los Omeyas en Damasco, al Jawlani calificó la caída de Assad como una victoria para todos los sirios y un nuevo comienzo para la región.
Reacciones internacionales y locales
La comunidad internacional reaccionó de manera diversa. Francia y Alemania celebraron el evento como un "día histórico", mientras que Irán, principal aliado de Assad, guardó silencio oficial tras el saqueo de su embajada en Damasco. Por otro lado, las celebraciones en Siria estuvieron marcadas por la destrucción simbólica de estatuas y carteles de Assad, así como saqueos en propiedades gubernamentales.
Un legado de represión y guerra
Bashar al Assad llegó al poder en 2000 como una figura que prometía reformas tras la era de su padre, Hafez al Assad. Sin embargo, las protestas de la Primavera Árabe en 2011 desencadenaron una brutal represión que derivó en una guerra civil de 13 años, dejando más de 500,000 muertos y millones de desplazados. El uso de armas químicas, ejecuciones extrajudiciales y la tortura caracterizaron su gobierno, catalogado por muchos como una de las dictaduras más brutales del siglo XXI.
Los desafíos del futuro
La caída del régimen abre una nueva era para Siria, pero también plantea enormes desafíos. Aunque la destitución del líder sirio pone fin a décadas de represión y un conflicto devastador, las inquietudes sobre la transición no han desaparecido. El grupo rebelde Hayat Tahrir al Sham (HTS), que lideró la ofensiva, tiene un pasado vinculado al extremismo islámico, lo que reaviva preocupaciones sobre su capacidad y disposición para gobernar inclusivamente.
El concepto de "éxito catastrófico", que describe el riesgo de que una victoria rebelde derive en el ascenso de un régimen aún más radical, ha vuelto a ser discutido en las principales capitales occidentales. Aunque HTS ha buscado moderar su imagen, con declaraciones públicas de su líder Abu Mohammed al Golani prometiendo tolerancia religiosa y reformas, muchos analistas y gobiernos siguen escépticos. El grupo continúa siendo designado como organización terrorista por Estados Unidos y otros países, lo que subraya las dudas sobre su legitimidad en el escenario internacional.
El legado yihadista del HTS, anteriormente vinculado a Al Qaeda, representa un desafío político y de seguridad. Si bien Golani ha tratado de distanciarse de las posturas más radicales del pasado, promoviendo un discurso de pluralismo, la incertidumbre sobre su verdadera agenda genera tensiones tanto dentro como fuera de Siria. En un contexto marcado por la guerra en Ucrania y los conflictos en Medio Oriente, la estabilidad de Siria y su impacto en la región dependerán de cómo este grupo gestione el poder y de si sus acciones respaldan su discurso reformista.
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