Georgetown y las “salas de autocuidado”: ¿Protección o sobreprotección electoral?
La Universidad de Georgetown ofrece espacios con leche, galletas y libros para estudiantes durante las elecciones, generando debate sobre la sobreprotección universitaria ante el debate político.
En un gesto que ha desatado críticas y cuestionamientos, la Universidad de Georgetown en Washington, D.C., implementó “salas de autocuidado” para sus estudiantes durante el día de las elecciones de Estados Unidos. Estas salas, parte de una iniciativa de la Escuela McCourt de Políticas Públicas, están equipadas con leche, galletas, libros para colorear y estaciones de Lego, ofreciendo a los estudiantes un espacio "apolítico" para evadir el ambiente electoral. Esta medida busca, según la universidad, proporcionar un refugio para aquellos que encuentran el discurso político estresante, pero muchos consideran que esta decisión fomenta una mentalidad de sobreprotección en los jóvenes, especialmente en un contexto universitario destinado a promover el debate y la formación de futuros líderes.
La iniciativa ha sido criticada por su enfoque excesivamente protector, especialmente en una institución como Georgetown, conocida por ser un semillero de figuras influyentes y con una matrícula anual de más de 61.000 dólares. Para algunos críticos, este tipo de “autocuidado” podría estar enviando el mensaje equivocado, alimentando la percepción de que los estudiantes universitarios deben ser protegidos de puntos de vista opuestos. En las redes sociales y en medios de noticias de actualidad internacional, este tipo de “espacios seguros” ha sido objeto de debates sobre si las universidades están cumpliendo su función de formar adultos capaces de enfrentar la realidad y participar activamente en la democracia.
No es la primera vez que se cuestiona el creciente uso de medidas de apoyo emocional en el ámbito educativo. Recientemente, la Ethical Culture Fieldston School en Nueva York ofreció a sus alumnos un día libre si experimentaban angustia emocional tras las elecciones, lo que provocó la crítica del comediante Jerry Seinfeld, quien opinó: “¿Qué tipo de vida han llevado estas personas para pensar que esta es la forma correcta de manejar a los jóvenes?”. El actor consideró que estas acciones, lejos de fortalecer a los estudiantes, les enseñan a ceder ante el estrés, fomentando una dependencia que no es saludable para el desarrollo personal y profesional.
A nivel nacional, otras universidades también han adoptado enfoques similares. En la Universidad de Puget Sound, en Tacoma, Washington, los estudiantes pueden disfrutar de una semana completa de actividades relajantes, que incluyen caminatas en un “laberinto de luces calmantes” y sesiones de arte para quienes necesiten "desahogarse" después de la jornada electoral. Además, en los días posteriores, los estudiantes pueden asistir a eventos como "Pause for Paws", donde pueden interactuar con animales de terapia, o participar en un “espacio de procesamiento post-electoral” con actividades de journaling y una estación de comida reconfortante.
Esta tendencia ha llamado la atención en noticias de actualidad internacional, donde algunos analistas señalan que estas iniciativas, aunque bien intencionadas, pueden contribuir a un ambiente que evita la confrontación con la realidad. En un contexto donde los estudiantes son adultos jóvenes, acostumbrarlos a la evitación podría minar su capacidad de enfrentar problemas en el mundo real. Este tipo de decisiones plantea preguntas sobre el papel de las instituciones educativas: ¿deben formar a los estudiantes para lidiar con situaciones incómodas o resguardarlos de ellas?
La respuesta de Georgetown y otras universidades evidencia una intención de “cuidado”, pero es válido cuestionarse si realmente están ayudando a sus estudiantes a prepararse para una sociedad en la que la diversidad de opiniones es inevitable. Para quienes defienden una educación integral, estas iniciativas podrían estar alejándose del propósito de las universidades y, en cambio, fomentando una cultura de sobreprotección que podría tener consecuencias en la capacidad de adaptación de los jóvenes al mundo laboral y cívico.